jueves, 4 de agosto de 2011

¿Se aprende de una consulta?

Malditas anginas. Malditas anginas en un país en el que no para de llover.
Llevaba solo un mes en Londres, intentando aprender algo de inglés, intentando saber cómo encauzar su vida, intentando aclarar sus ideas. Y lo único que tiene es un tremendo dolor de garganta. Y ahora, y tras varios intentos frustrados de traducciones absurdas, por fin se encontraba en la sala de espera de un hospital, esperando a que algún médico pusiera esa cara que ponían todos los médicos cuando veían aquellas anginas que parecían melocotones.

Por fin escucho su nombre, o al menos, algo que se parecía a lo que ella llamaría su nombre. Maldito acento. Entró en la consulta, y se sentó en la camilla mientras el doctor miraba sus papeles sin levantar la vista.

Ou, veamous, usted es españoula.

¡¡Bien!! Por lo menos podría explicar cómo se sentía en su propio idioma.

Si, si.

Perfectou, yo viajo muchou a España a ver a mi hermanou, él hace un programa de televisión.

Me importa tres huevos, ¿podría mirarme la gargante de una vez?

Bien, mi noumbre es Kevin, Kevin Prats, digame, qué le ocure.

Bueno, creo que son anginas, me pasa casi todos los años, y me duele bastante.
Cómo me suena la cara de este señor.

Perfectou, vamos a mirar un pocou en esa garganta. Ou, perdon, ¿tendría usted cincuenta céntimos?

¿Cintuenta céntimos? ¿Para qué?
Chorizo.

Buenou, para poder encender la máquina con la que miraré sus anginas.

¿Qué máquina? ¿Y el palito de madera?
Lo que me faltaba.

¿Palitou de madera? Ou que chiquilla tan encantadoura, aquí miramous a la gente a través de los miradoures que ustedes en su país usan en los lugares turisticous. Es muchou más efectivou que ningún palitou, se lo aseguro.




Una lógica aplastante. Prácticamente en cualquier escena cotidiana usamos máquinas. Lo de los palitos quedó ya en el pasado hace tiempo. En aquel momento se dio cuenta que no era el idioma lo que debería aprender.

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