lunes, 22 de agosto de 2011

Un respeto, señorita.

Es totalmente repugnante ver como se pide respeto tirando piedras. Parece mentira que se alardee de una personalidad social cuando no se tolera lo que el de al lado piensa. Impresiona darse cuenta que aún no se puede expresar con libertad lo que se opina, se cree, se necesita y se apoya. Hoy me he enterado que el mundo está fatal de los nervios.

Tenemos la fea costumbre de generalizarlo todo. Si uno bebe, el resto son borrachos; si uno fuma hierba, que panda de fumados; por eso mismo no voy a cagarme en nada, para que el resto no seáis pura mierda.

Alguien dijo alguna vez algo parecido a defender lo que el otro diga aunque no se comparta. Entiendo que es una tarea complicada. Odio el rosa. ¿Por qué tengo que aguantar que la gente vista de rosa? Que se yo, quizás porque esa persona ama por encima de todo el color de los labios. Me quito el sombrero.

Respeto, solo es cuestión de respeto. Es difícil.
Yo misma me sorprendo muchas veces cargándome mi credencial.

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