sábado, 27 de agosto de 2011

Para leerte en susurros


Sólo dejaré de mirarte si eso supone que no te volveré a ver.



Despertar en el silencio más absoluto.
No saber qué hora es.
Sentir el cuerpo totalmente relajado, descansado.

Café recién hecho.
Química en la sangre.
Suena la música.

Te voy a esperar para bailar.




El mareo que me producen mil notas, mil canciones, miles de letras, we walk...
Perderme entre la gente es un placebo de uso regular en el botiquín de mi baño.
Y no hay mejor elixir para mi piel que el roce de la tuya.
Recorrer kilómetros de sentimientos que se esconden.
No dejes que las estrellas se apaguen.




Si me arrastro por las escaleras es para subir al cielo de tus ojos, pero se me cerró la puerta de tu boca, perdí la llave en algún lugar que no recuerdo.
Se me tatuó tu olor en lo más profundo de mi piel, seca, que se irrita; y busco la cura que está en venta ilegal en esquinas de la ciudad que vigilan otros acusadores de mentes libres. No hay cura, no hay remedio, supero el dolor con tu recuerdo fugaz.




Nunca he soñado contigo, por lo menos que yo recuerde.





Tengo matrícula de honor en cuestión de errores.





Luz que parpadea. Si presto atención puedo oír como quema. Siento su calor en la frente.
Baila ausente al exterior. De un lado al otro.
Mezcla colores sin importar la gama. ¿Qué importa que nos mezclemos? Si somos como colores con miedo a teñirse de el de al lado. Que no importa el resultado, solo el calor de la mezcla. Calor en mis ojos. Olor a color.
Aceites que se derriten como esencias de dos cuerpos que le pierden el miedo a quemarse y se juntan en una locura que al fin y al cabo es puro calor.




Será que necesitamos una llama.





 

Chao princesa.

Se escapó como el último pitido de aquella estación.


Decidí dejarme llevar. Decidí que era hora de que mis prejuicios y mis malos pensamientos quedasen enterrados. Y allí estaba, de pie frente al portal, con las manos sudorosas aguantando un ramo de unas flores baratas que compré en el primer puesto ambulante a la vuelta de la esquina. Sabía que para ella eran importantes los pequeños detalles. Sabía que le haría ilusión que me presentase en su casa sin avisar, que saliese de mí. Imaginaba su carita de alegría al abrir la puerta y verme, y nada menos que con un precioso ramo de flores. Toqué el timbre, carraspeé, sonreí. Me resultó extraño que no abriese la puerta, sobre todo teniendo en cuenta la hora que era, ella siempre estaba en casa. Volví a llamar y esta vez escuché ruido dentro. De nuevo mi sonrisa esperando ver ese cuerpo que realmente tanto me gustaba, que tan loco me volvía cuando la observaba moverse sigilosa y ligera por el piso. La puerta se abrió, y quizás la brecha que ahora me ahoga. El umbral separaba a un completo idiota y a una hermosa mujer semidesnuda.

-¿Debería haber llamado avisando de mi visita?

-Ni tan siquiera deberías haberte molestado en venir.

-Entiendo.


Entiendo: que cuando te encuentras en un andén el tren para, y que si no subes puedes esperar al siguiente. Pero hemos caído en la trampa de catalogar la vida como un viaje en el que las oportunidades son trenes. Nadie nos contó que en esta parte del andén no pasa otro dentro de tres minutos.




¿A quién cojones se le ocurrió semejante metáfora?


martes, 23 de agosto de 2011

Segunda Parte. ¿Buena?

La inutilidad de la negación. No vale para nada dejarlo de lado si es al lado donde quiere tenerlo. El futuro se presenta con el antojo de su boca, y es inalcanzable en el momento en el que tiene que plantearse seguir queriéndo a ratitos, en silencio, que no se entere el mundo.

Se aparece como el susurro de un secreto que se proclama al mundo entero cuando sus ojos se cruzan, que se miran como se mira al más grande de los tesoros.

Se buscan solo para encontrarse y esconderse dentro, donde estén tranquilos, donde puedan darse todo lo que necesiten, que se pidan el cielo y se regalen el universo.

Y quererse con todas las consecuencias, con todo lo que implique entregarse en cuerpo y alma, rendirse a sus caricias, y que si el mundo se tiene que acabar ahora que se pierdan en la inmensidad de sus abrazos.

Lo que más miedo me da es tenerte, eso significa que puedo perderte.

lunes, 22 de agosto de 2011

Primera parte

                                                                                             Sin pensar...

Llegará un momento en el que la verdad sea impepinablemente lo que necesite sacar a la luz para poder mirar sin rencor las caras de quién me pida la explicación más absurda, aunque sea solo por la satisfacción de que me tengan que echar de mas, que de menos es muy triste, y no se lo deseo a nadie.

Seria preferible que ante la duda de que tengas que marchar consultes antes con el corazón que te envuelve en lo más profundo del ser, de tu ser, de mi ser. La bombilla hace ruido ante mis manos. Se me encienden los dedos solo de pensar en tocarte.

Automatismo para un día de rutina que empezó con el leve despertar, con el quiero y no puedo, con el ahora voy. Vísteme despacio que tengo prisa, o mejor, no me vistas, no hace falta que me tape, yo no tengo vergüenza, eso es lo que deberá sentir quien se atreva a criticar mi desnudez, que no es física, que no es palpable, que no se puede robar.


Y ahora puedo despegar, porque ahora se que mis clases de vuelo on-line dan sus frutos, frutos dulces cuyo jugo se derrama de la mordedura mortal de tu boca. No me sirve de nada que me des el antídoto si lo único que quiero es el veneno. 

Sometida cada día al juicio rápido de personas grises, rápido, que tengo prisa, que no me vistas.

La calle huele a la velocidad de tus pasos, el aire se lleva tu nombre y por eso yo vuelo; y si mis alas se lastiman caeré en picado, pero no importa, porque el aire que me arrastre hasta el suelo seguirá oliendo a ti. Y el mar seguirá siendo tan inmenso como tu.

Damas y caballeros, dense las manos, abrácense; se avecinan tormentas.

Un respeto, señorita.

Es totalmente repugnante ver como se pide respeto tirando piedras. Parece mentira que se alardee de una personalidad social cuando no se tolera lo que el de al lado piensa. Impresiona darse cuenta que aún no se puede expresar con libertad lo que se opina, se cree, se necesita y se apoya. Hoy me he enterado que el mundo está fatal de los nervios.

Tenemos la fea costumbre de generalizarlo todo. Si uno bebe, el resto son borrachos; si uno fuma hierba, que panda de fumados; por eso mismo no voy a cagarme en nada, para que el resto no seáis pura mierda.

Alguien dijo alguna vez algo parecido a defender lo que el otro diga aunque no se comparta. Entiendo que es una tarea complicada. Odio el rosa. ¿Por qué tengo que aguantar que la gente vista de rosa? Que se yo, quizás porque esa persona ama por encima de todo el color de los labios. Me quito el sombrero.

Respeto, solo es cuestión de respeto. Es difícil.
Yo misma me sorprendo muchas veces cargándome mi credencial.

jueves, 11 de agosto de 2011

Des-esperar sin esperar nada a cambio

La espera se producía en una sala. Por eso se llama sala de espera. Se espera lo que no se sabe esperar. Quién sabe lo que vendrá tras la megafonía, tan fría, tan atormentadora. ¿Será mi nombre? ¿Será el de ella? ¿Será que ya no sabemos esperar buenas noticias? Será posible que queramos esperar mientras pensamos en lo inesperado. Deberían llamarse salas de lo inesperado, si.

Y allí estaba él, agobiado por todos los tramites a arreglar durante semanas con autoridades eclesiásticas. Pobre, no se da cuenta que no vale la pena.
Resultó de lo más curioso ver a dos monjas en maternidad. Puede ser que se crean las verdaderas madres de Dios. Como tal, deben cuidar sus vientres, acariciarlos, hablarlos con cariño. En ellos se e puede estar criando la esperanza de muchas personas que vienen a este mundo a no sufrir por un elevado ser que vete tu a saber de que autor de ciencia ficción salió.

Familiares de Alonso García, pasen por puerta 1. Y la puerta 1 que no se abre. Segunda llamada para los familiares de Alonso García. Tercera. Pobre Alonso García. Quizás debería pasar, decir con la cabeza bien alta “yo soy familiar de Alonso García”. Posiblemente Alonso García ni sepa ya quién es, pero de seguro que agradecerá una mano que le hable, en el idioma que hablan las manos, y que le diga que pronto saldrán del lugar de lo inesperado.

Ningún diagnóstico me viene bien, era de esperar.

domingo, 7 de agosto de 2011

Lo que eran antes de dejar de ser


Ella le sueña, ella le siente, ella le quiere esperar; pero no puede.
Él lo complica todo, él quisiera que todo fuera más sencillo; se deja llevar.
Se tienen que buscar entre miradas, entre objetivos indiscretos que no cumplen sus expectativas.
Amarse a escondidas sin amargarse.
Amor amargo.
Primavera en la 603.
Déjala que te busque, déjala que te encuentre.
Y cuando todos duerman explotarán en los rincones que esconden sus corazones sentimientos musicales.
Incomprensible para unos, lo más hermoso para otros.
Que el mundo duerma, yo velaré por vuestra tranquilidad.

Pesadilla del Nuevo Orden Mundial


Cuando vengan a por nosotras, cuando quieran aniquilarnos, nos esconderemos dónde nunca se imaginarán que estamos. Nunca se atreverán a entrar en los cementerios, pues son sus propios fantasmas los que hacen de intrusos en sus conciencias.

No te soltaré la mano mientras corras a mi lado.

jueves, 4 de agosto de 2011

¿Se aprende de una consulta?

Malditas anginas. Malditas anginas en un país en el que no para de llover.
Llevaba solo un mes en Londres, intentando aprender algo de inglés, intentando saber cómo encauzar su vida, intentando aclarar sus ideas. Y lo único que tiene es un tremendo dolor de garganta. Y ahora, y tras varios intentos frustrados de traducciones absurdas, por fin se encontraba en la sala de espera de un hospital, esperando a que algún médico pusiera esa cara que ponían todos los médicos cuando veían aquellas anginas que parecían melocotones.

Por fin escucho su nombre, o al menos, algo que se parecía a lo que ella llamaría su nombre. Maldito acento. Entró en la consulta, y se sentó en la camilla mientras el doctor miraba sus papeles sin levantar la vista.

Ou, veamous, usted es españoula.

¡¡Bien!! Por lo menos podría explicar cómo se sentía en su propio idioma.

Si, si.

Perfectou, yo viajo muchou a España a ver a mi hermanou, él hace un programa de televisión.

Me importa tres huevos, ¿podría mirarme la gargante de una vez?

Bien, mi noumbre es Kevin, Kevin Prats, digame, qué le ocure.

Bueno, creo que son anginas, me pasa casi todos los años, y me duele bastante.
Cómo me suena la cara de este señor.

Perfectou, vamos a mirar un pocou en esa garganta. Ou, perdon, ¿tendría usted cincuenta céntimos?

¿Cintuenta céntimos? ¿Para qué?
Chorizo.

Buenou, para poder encender la máquina con la que miraré sus anginas.

¿Qué máquina? ¿Y el palito de madera?
Lo que me faltaba.

¿Palitou de madera? Ou que chiquilla tan encantadoura, aquí miramous a la gente a través de los miradoures que ustedes en su país usan en los lugares turisticous. Es muchou más efectivou que ningún palitou, se lo aseguro.




Una lógica aplastante. Prácticamente en cualquier escena cotidiana usamos máquinas. Lo de los palitos quedó ya en el pasado hace tiempo. En aquel momento se dio cuenta que no era el idioma lo que debería aprender.

Ahora tu

No importa como me llamo, si solo me importa tu nombre.
No importa el color de mis ojos, si yo solo me veo en los tuyos.
Da igual la forma de mis labios, si son los tuyos en los que me derrito.
Da igual el sonido de mis latidos, si son los tuyos los que me marcan el ritmo.
Qué mas da la suavidad de mis manos, si con las tuyas me pierdo en mil caricias.
Qué mas da como sea mi piel, si recorriendo la tuya descubro paisajes de colores.

Se para el tiempo en un segundo, el segundo en el que te tengo tan cerca que se que puedo besarte hasta que me canse, y que no me cansaré de pensar en no dejar de pensar cómo es besarte.

martes, 2 de agosto de 2011

Posibilidades

Es posible que en ocasiones no te guste lo que pienso.
Es posible que a veces mi forma de actuar te parezca grosera, infantil, torpe, mal educada o déspota.
Es posible que no siempre estemos de acuerdo en un pensamiento, una actitud o algún razonamiento ilógico.
Es posible que te de la sensación de que en ocasiones soy aburrida.


Es posible que me evada del tiempo y el espacio cuando la situación no es de mi agrado.
Es posible que en algunos momentos parezca de hielo.
Es posible que dependiendo de las circunstancias te diga lo contrario de lo que estoy pensando.
Es posible que mi manera de ser pueda resultarte desconcertante.

Pero es poco probable que algún día se me olvide acordarme de ti.

Es seguro que se me encogerá el corazón si te veo sufrir.
Es seguro que no me faltarán las ganas de ofrecerte mis manos si veo que las fuerzas te flaquean.
Es seguro que tu risa sea la mía pero lo más probable es que tu no te des cuenta, posiblemente te estaré mirando con una sonrisa cuando tu no me veas.